En la Parashá de esta semana, encontramos una historia fascinante y llena de lecciones morales y espirituales. Balak, el rey de Moab, al verse amenazado por la creciente fuerza y número del pueblo de Israel, decide contratar a Bilaam, un brujo conocido por sus poderes de maldecir y bendecir. Balak confía en que Bilaam podrá usar su magia para debilitar a Israel. Sin embargo, en el transcurso de la historia, descubrimos una profundidad significativa sobre la verdadera fuente de la fortaleza de Israel y, en particular, sobre la integridad de su líder: ¡Moshe!
Balak, en su desesperación, dice a sus consejeros que la fuerza de Israel reside en su líder, quien tiene el poder de la boca. Esta interpretación proviene de la percepción de que Moshe tiene una relación directa con Dios y, por lo tanto, cualquier palabra que salga de su boca tiene un poder divino. Sin embargo, Balak no comprende completamente la verdadera fuente de la fuerza de Moshe. Moshe no solo era poderoso por hablar con Dios, sino más bien por su inquebrantable integridad y su compromiso de cumplir con su palabra.
Un episodio revelador de la vida de Moshe destaca esta cualidad. Antes de regresar a Egipto para liberar al pueblo de Israel de la esclavitud, Moshe había vivido con su suegro, Yitro. Cuando Moshe se casó con la hija de Yitro, Tzipora, había jurado a su suegro que no regresaría a Egipto. Esta promesa fue una condición para su matrimonio. Más tarde, cuando Dios le ordenó que regresara a Egipto para liberar al pueblo de Israel, Moshe no dudó en pedir permiso a Yitro para romper su juramento. Esta acción plantea una pregunta crucial: ¿Por qué Moshe sintió la necesidad de pedir permiso a su suegro cuando había recibido un mandato directo de Dios?
La respuesta radica en la profunda integridad de Moshe. Para Moshe, una promesa era sagrada y debía ser honrada, incluso si eso significaba enfrentarse a un conflicto con una orden divina. Este acto de respeto hacia su palabra y su compromiso con la verdad es lo que realmente honró a Moshe entre los pueblos. Al cumplir con su juramento antes de seguir la orden divina, Moshe demostró ser un líder de una integridad incomparable, alguien cuya fuerza no solo residía en su relación con Dios, sino en su inquebrantable compromiso con la verdad y la justicia.
La historia de Moshe y su integridad es una lección poderosa para todos nosotros. En un mundo donde las palabras a menudo se lanzan sin consideración y las promesas se rompen fácilmente, el ejemplo de Moshe nos recuerda la importancia de la honestidad y el compromiso. Al igual que Moshe, podemos encontrar fuerza y honor en cumplir nuestras promesas y vivir con integridad, independientemente de las circunstancias.
En conclusión, la verdadera fortaleza de Moshe no estaba solo en su capacidad de hablar con Dios, sino en su compromiso inquebrantable con la verdad y su respeto por su palabra. Esta cualidad es lo que lo hizo un líder excepcional y es una lección eterna para nosotros: la integridad y el respeto por nuestra palabra son los pilares de una vida verdaderamente poderosa y honrada.
One Kosher te desea Shabat Shalom.