La grandeza de Jayé Sará no está en la muerte de Sara, sino en la forma en que Abraham transforma el dolor en propósito. Mientras muchos se paralizan ante la pérdida, él da un paso adelante: compra un terreno, asegura el futuro de su familia y busca una esposa para Itzjak.
Esta parashá nos enseña que la vida no se mide solo por los años vividos, sino por el futuro que construimos. Sara deja un legado, y Abraham lo honra creando continuidad, esperanza y dirección.
El mensaje es claro: la verdadera fe no consiste en escapar del mundo, sino en construir uno mejor incluso cuando el corazón está herido.
Cada decisión que tomamos —como Abraham— puede transformar un momento difícil en el inicio de una bendición eterna.
One Kosher te desea Shabat Shalom.