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¿Qué es lo más preciado en tu vida?

Esperando y deseando que se termine esta pesadilla en Israel, que nuestros soldados vuelvan sanos y salvos y que a todos nuestros hermanos les reine la paz y no sean dañados por sus enemigos.

La Perasha de esta semana nos habla de un hombre que necesitaba 300 rublos para la dote de su hija. Acudió a su Jajam y éste le entregó una moneda y le ordenó que el primer negocio que le ofrecieren lo aceptara. El buen hombre pernoctó en una posada donde se encontraban unos jóvenes judíos bebiendo alcohol. Uno de ellos se acercó al hombre y le dijo: “Me vendes tu Olam haba? (mundo venidero); el hombre recordó las palabras de su Rab y le contestó afirmativamente. Le dijo que sólo poseía una moneda. El joven burlándose de él le aceptó la moneda. Firmaron un documento de compraventa. El joven burlón llegó a su casa con una carcajada y le contó a su esposa cómo se divirtieron con el comprador de Olam habá.

Al oír eso su esposa le dijo: “Yo no quiero vivir con un hombre que no tiene Olam habá. Vamos con el Rab a divorciarnos”. Cuando llegan del Rab, éste le pregunta al jóven quién fue el comprador. Lo fueron a buscar a la posada y el Rab le rogó que le venda de vuelta el Olam haba por Shalom Bait. El hombre aceptó solo con la condición que le pagase 300 rublos… El jóven le recriminó: “No se te hace abusivo de tu parte que algo que compraste por centavos lo vendas tan caro? Intervino el Rab y dijo: “Cada cual le pone el valor a su cosas. Para ti, jovencito, el Olam haba no vale nada. Para este hombre es algo muy preciado. Te hizo descuento. Págale los 300!”

Esav llega exhausto de haber cometido las peores atrocidades. Tiene hambre. Observa a Yaacob que tiene servido un guisado recién hecho y se lo pide. Yaacob le ofrece el guisado con la condición de que le venda la primogenitura. ¿Un plato de comida por una primogenitura? ¿Cómo puede Yaacob, que es el símbolo de la verdad y la rectitud, engañar a su hermano? Para Esav ese era el valor, aunque para Yaacob no tiene precio. A Esav no le interesaban los valores espirituales, solo la ambición de lo material.

A veces nos olvidamos o confundimos qué es lo más preciado en la vida. Seamos como Yaacob y no vendamos nuestra vida por un plato de lentejas.

One Kosher te desea Shabat Shalom.

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