En la Perashá donde Moshé golpea la piedra en lugar de hablarle, Hashem le ordenó claramente: “Vedibartem el haselá” — “y le hablarán a la piedra”. ¿Por qué hablar y no golpear? Porque Hashem quería que el pueblo aprendiera una lección eterna: la palabra de Torá, cuando se dice con verdad y santidad, tiene el poder de transformar incluso lo más duro y seco en fuente de vida.
El Midrash explica que Hashem deseaba que Moshé recitara un pasaje de Torá frente a la piedra, y que con la fuerza de esa palabra sagrada —junto al bastón con el Nombre Divino— brotara agua. La Torá y el nombre de Hashem juntos pueden mover lo inamovible, ablandar lo insensible, y despertar lo que parecía perdido.
Este episodio no fue solo una instrucción práctica, sino una visión profunda: si la Torá puede sacar agua de una piedra, también puede sacar luz del alma más lejana. Cada corazón endurecido, cada vida reseca, puede volver a florecer cuando se conecta con la Torá viva y con la presencia divina.
Hoy más que nunca, cuando vemos corazones cerrados o indiferentes, recordemos este mensaje: no hace falta golpear, basta con hablar con verdad, con santidad, con Torá. Porque las palabras correctas, desde lo más profundo, pueden abrir cualquier fuente.
One Kosher te desea Shabat Shalom.