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¿Podríamos ser jueces de nuestros propios actos?

Esta Perasha nos recuerda una verdad atemporal: la importancia de establecer jueces en las ciudades, una enseñanza profundamente relevante en momentos turbulentos como los que enfrenta México hoy. En la visión de la Torá, los jueces no solo son ejecutores de leyes, sino guardianes de la justicia, esenciales para cualquier sociedad que busque paz y armonía. Ellos equilibran derechos y deberes, protegen a los vulnerables y aseguran que las leyes se apliquen con imparcialidad. Sin jueces íntegros, el tejido social corre el riesgo de desmoronarse, pues son ellos quienes velan porque la equidad prevalezca sobre el caos y la verdad triunfe sobre la injusticia. A través de sus decisiones, no solo definen el presente de una nación, sino que forjan un legado de justicia para las generaciones futuras.

Sin embargo, surge una pregunta profunda: ¿podríamos ser jueces de nuestros propios actos? Si nos sometiéramos a las mismas exigencias que pedimos de los jueces, ¿actuaríamos con la misma integridad? Ser honesto y sincero en la vida es el primer paso para llegar a un veredicto confiable, tanto en lo personal como en lo colectivo. La justicia no solo es un concepto que delegamos a otros, sino una responsabilidad que debemos abrazar en nuestra propia vida diaria.

One Kosher te desea Shabat Shalom.

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