Está Perashá Vaera, nos habla de cuando empiezan las plagas de Egipto y eso nos invita a reflexionar sobre nuestro estado actual: cuando un esclavo está sumergido en su trabajo y su vida diaria, pierde la noción de la libertad. La rutina lo envuelve tanto que no puede imaginar un mundo más allá de su esclavitud, porque su mente está limitada por lo que conoce. Esto mismo nos ocurre hoy: vivimos atrapados en nuestras rutinas y zonas de confort, cegados a las posibilidades de una vida mejor.
En Egipto, las plagas no solo fueron castigos, sino también señales que sacudieron tanto a los opresores como a los oprimidos, despertando la fe en algo más grande y recordándoles que la liberación era posible. En nuestro presente, los desastres naturales cumplen una función similar. La naturaleza, con su fuerza indomable, nos llama a reflexionar sobre nuestras acciones, nuestras prioridades y nuestra humanidad. Nos invita a salir de la inercia, a valorar lo esencial y a convertirnos en mejores personas. Quizá estas sacudidas sean el recordatorio de que, al igual que los esclavos en Egipto, nosotros también estamos llamados a buscar nuestra verdadera libertad.
One Kosher te desea Shabat Shalom.