El relato de Yaakov y Yosef, así como el de Abraham y Eliezer, nos deja una poderosa lección sobre compromiso, perseverancia y responsabilidad. Antes de morir, Yaakov llama a su hijo Yosef y le pide que no lo entierre en Egipto, y aunque Yosef promete hacerlo, Yaakov insiste en hacerlo jurar. De manera similar, Abraham obliga a Eliezer a jurar que encontrará una esposa adecuada para Itzjak. A primera vista, podría parecer que Yaakov y Abraham desconfían de quienes más les son leales, pero la verdadera razón es más profunda.
En momentos de dificultad, es fácil que una persona busque pretextos para no cumplir con una tarea encomendada. Yosef, por ejemplo, podría haber argumentado que el faraón no le permitió sacar el cuerpo de Egipto, y así justificarse diciendo que hizo “todo lo posible”. Eliezer podría haber dicho que buscó, pero no encontró a la mujer adecuada, y por lo tanto ofrecer a su propia hija como opción. Sin embargo, el juramento elimina cualquier margen de excusas o conformismo. Obliga a la persona a esforzarse al máximo, a no detenerse ante los obstáculos y a buscar todas las soluciones posibles para cumplir su promesa.
Este principio no solo aplica a compromisos con otros, sino también con nosotros mismos. Ponernos objetivos claros y comprometer nuestras acciones hacia ellos nos impulsa a evitar las excusas y a hacer lo necesario para alcanzarlos. El éxito rara vez llega por casualidad; es fruto de la perseverancia, la disciplina y el compromiso con nuestras metas.
Así, estas historias nos inspiran a reflexionar sobre la importancia de no detenernos ante las dificultades ni justificarnos con pretextos. Si realmente queremos alcanzar nuestras metas, debemos actuar con la determinación de Yosef y Eliezer, y asumir con seriedad los compromisos que hacemos, tanto con otros como con nosotros mismos. Con perseverancia y esfuerzo, todo lo que parece imposible se vuelve alcanzable.
One Kosher te desea Shabat Shalom y un ayuno fácil.