El pasaje sobre los donativos para el Mishkán nos enseña una lección profunda: dar es parte de nuestra naturaleza, pero la verdadera grandeza surge cuando damos más allá de nuestras posibilidades, impulsados por un corazón inspirado. No se trataba solo de cumplir con una obligación, sino de un deseo genuino de contribuir, de elevarse a través del acto de dar. Por eso, la Torá menciona a aquellos cuyo corazón los elevó, porque su entrega no fue común; fue un acto de trascendencia, de generosidad sin límites, que convirtió materiales en santidad y esfuerzo en divinidad. Nos recuerda que cuando damos con el alma, nuestro impacto va más allá de lo material: creamos algo eterno.
One Kosher te desea Shabat Shalom.