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Administradores, no dueños, de abundancia

La Perashá de esta semana “Mishpatim” trata sobre las reglas económicas entre las personas, y una de ellas es sobre la caridad. La reflexión de la Torah es la siguiente: La verdadera caridad no es un acto de superioridad, sino un deber sagrado. Quien da a los necesitados no es dueño de la abundancia, sino su administrador. Hashem le ha confiado bienes, no para que se gloríe en su generosidad, sino para que haga justicia con ellos.

El que ayuda no es más grande que el que recibe, porque la necesidad no disminuye la dignidad de quien la padece, ni la abundancia eleva la del que la posee. La verdadera grandeza está en la humildad de entender que todo lo que tenemos es pasajero y que la mano que da hoy puede necesitar mañana.

Dar con humildad es reconocer que la caridad no es una concesión, sino un deber. No hay mérito en alimentar al hambriento si se hace con orgullo, porque la caridad despojada de humildad deja de ser virtud y se convierte en vanidad.

One Kosher te desea Shabat Shalom.

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