En Perashá Vaetjanán leemos el “Veahavta et Hashem Elokeja”, la mitzvá de amar a Hashem. Y surge una pregunta: ¿cómo puede la Torá ordenar un sentimiento que depende del corazón? La respuesta es que ese amor no se crea de la nada: ya está en nosotros por naturaleza. El alma judía ama a su Creador desde siempre, pero las pruebas, el dolor y las distracciones de la vida lo cubren, como nubes que tapan el sol. Hashem nos pide recordarlo, meditar en Sus palabras y vivir con conciencia de Él, para que ese amor vuelva a encenderse. Y como Él actúa medida por medida, mientras más lo amemos, más sentiremos Su cercanía, incluso en medio de la adversidad.
No es casualidad que precisamente en esta Perashá comiencen las siete haftarot de Nejamá. Desde el Shabat posterior a Tishá beAv hasta Aseret Yeme Teshuvá, recorremos un puente espiritual: no son solo palabras de consuelo por la destrucción del Beit HaMikdash, sino una preparación profunda. Nos enseñan a mirar atrás y reconocer el origen de nuestras fallas, porque la teshuvá verdadera no empieza de golpe en Rosh Hashaná. Necesita que entendamos dónde comenzó el error, para que al llegar esos días no solo pidamos cambiar, sino que sepamos de qué debemos volver y con qué amor queremos reencontrarnos con Hashem.
One Kosher te desea Shabat Shalom.