En la Perashá de Pinjás, la Torá narra cómo Pinjás, nieto de Aharón, detuvo una plaga mortal que azotaba al pueblo de Israel. ¿Cómo? A través de un acto extremo: matando a Zimrí, un líder de la tribu de Shimón, y a Kozbí, una mujer midianita con quien cometía un acto público de rebelión contra la santidad de Hashem.
A simple vista, parece un acto de fanatismo. Pero la Torá, sorprendentemente, alaba a Pinjás y le concede un “brit shalom”, un pacto de paz eterno. ¿Por qué se exalta a quien mató?
La respuesta está en su intención. Pinjás no actuó por venganza, odio ni poder. Lo hizo con dolor, por amor profundo a Hashem y a su pueblo, buscando detener la destrucción espiritual y física que estaba en curso. Su celo fue puro, sin interés personal, y por eso fue bendecido.
Este episodio no justifica la violencia fanática. Más bien, enseña que hay momentos en los que el silencio o la indiferencia pueden ser más destructivos que la acción firme. Pero también deja claro que solo quien actúa con absoluta pureza interior, libre de ego, puede enfrentar el mal con tanta decisión y aún ser digno de la paz divina.
Pinjás nos recuerda que el verdadero liderazgo exige coraje, y también humildad. La pasión por la verdad debe ir siempre acompañada de pureza de corazón. Solo entonces puede sanar, en vez de herir.
One Kosher te desea Shabat Shalom.