La Torá nos ordena tratar con dignidad y respeto al extranjero que habita entre nosotros, recordándonos que también fuimos forasteros en Egipto. Esta enseñanza va más allá de la hospitalidad: es una llamada a la coherencia. Así como no basta con recibir bien una sola vez al forastero, tampoco basta con tener un solo acto de bondad y pensar que ya cumplimos.
Las buenas acciones no deben ser momentos aislados, sino hábitos constantes que definan quiénes somos. La verdadera grandeza no está en el brillo de un instante, sino en la luz que perdura día a día. Que nuestras mitzvot, nuestras decisiones correctas, no sean fuegos artificiales, sino una llama continua que alumbra nuestro camino y el de los que nos rodean.
One Kosher te desea Shabat Shalom.