Está Perasha habla sobre la muerte de los hijos de Aarón, y así mismo sobre todas las impurezas que una persona puede llegar a tener en la sociedad. Por otro lado, al final en la Haftara (complemento de los profetas sobre el tema traído por la Torá) trata el tema de la corrupción que existía en el pueblo. La pregunta que surge: ¿qué relación tiene una cosa con la otra? La corrupción y el vacío interior: ¿una relación de causa y efecto?
La corrupción es un fenómeno que socava los cimientos de la sociedad y mina la confianza en las instituciones. Si bien existen múltiples factores que contribuyen a este problema, uno de los más subestimados es el vacío interior que siente quien se involucra en prácticas corruptas.
El sentido de vacío interior puede llevar a las personas a buscar la satisfacción en la acumulación de poder y riqueza material. Este vacío puede ser resultado de una falta de fe, una sensación de desconexión con los demás y consigo mismo. La falta de valores éticos y morales abre la puerta a la corrupción, ya que las personas buscan llenar ese vacío de manera equivocada, utilizando medios ilícitos para obtener lo que desean.
Por el contrario, aquellos que encuentran alegría y satisfacción en lo que tienen tienden a ser menos propensos a caer en la corrupción. Cuando las personas valoran lo que tienen y están agradecidas por ello, tienen menos necesidad de buscar la satisfacción en bienes materiales o poder. La gratitud y la satisfacción con lo que se tiene fomentan una mentalidad positiva que aleja a las personas de la corrupción.
Es importante promover una cultura de valores éticos y morales, así como fomentar la gratitud y la satisfacción con lo que se tiene. Solo así se podrá combatir eficazmente la corrupción y construir una sociedad más justa y equitativa. La verdadera riqueza no se encuentra en lo material, sino en la plenitud interior que proviene de vivir una vida honesta, ética y llena de valores.
One Kosher te desea Shabat Shalom.