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Los hombres necesitamos todavía unas gotas más de preceptos para Sucot

Hay tres preceptos que la persona cumple con todo su cuerpo:

1. Entrar a Eretz Israel.

2. Purificarse en el baño ritual (las mujeres se introducen en la Mikve o Tebilá).

3. Comer o dormir en la Suca.

La tierra de Israel no tiene hoy en día la misma santidad que tenía cuando estaba el Santuario. De todos modos es Mitzva para hombres y mujeres pisar la tierra sagrada. La Tebilá hoy es un precepto sumamente importante para las mujeres. Entra dentro de las tres Mitzvot dedicadas exclusivamente a la mujer junto con sacar jala y encender las velas en vísperas de Shabat y fiestas. Sin embargo el hombre, para compensar, tiene el precepto de la Suca, donde también introduce todo su cuerpo dentro de ella. Y así como la Shejina (el espíritu sagrado de Hashem) se posa en Israel y en la Tebilá , también lo hace en la Suca. Hashem invita a la Suca a los huéspedes de honor: Abraham, Itzjak, Yaacob, Moshe, Aaron, Yosef y David.

Las mujeres aunque no estén obligadas de Suca (porque tienen la Tebilá) si se sientan dentro de ella, les recae la misma Beraja que a los hombres. No obstante tenemos que reconocer, como dice el sabio Maimonides, que la mujer no está obligada a la Suca porque ella misma es más espiritual, y no precisa ese complemento como el hombre. Sabemos que de Sucot hasta Hoshana Raba es el complemento de Rosh Hashana y Yom Kipur. La mujer ya está sellada, juzgada y perdonada.

Los hombres necesitamos todavía unas gotas más de preceptos, por eso también tomamos el Etrog, Lulav, Hadas y Araba para llenarnos de mitzvot. El Etrog representa al corazón, el lulav la la columna vertebral, el Hadas a los ojos y la Araba los labios. También el Etrog (que tiene aroma y sabor) simboliza al ser humano que es correcto con Hashem y con sus semejantes. La palma (el dátil) tiene sabor pero no aroma y simboliza al que está bien con Hashem pero no se comporta con los demás. El Hadas (mirto) huele pero no sabe, es el antónimo del hadas. La Araba (sauce llorón) ni huele ni sabe; esta en deuda con Hashem y con los semejantes.

En Sucot estamos todos unidos y elevamos su nombre bendito para tener un año pleno de armonía, paz, salud y bienestar, junto con todo Am Israel, que pronto podamos festejarlo en Yerushalaim reconstruido. Amen.

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