Antes de permitir y disfrutar de manjares kosher como el hígado picado, debe someterse a diversos procesos antes de que el hígado se considere apto para este uso.
En primer lugar, al igual que con toda la carne kosher, el hígado debe provenir de una especie kosher de animales o de aves que han sido sacrificadas de la manera apropiada con base a la Torá. Después, todas las grasas deben ser meticulosamente eliminadas. Posteriormente, la Torá prohíbe comer la sangre de un animal o pájaro, por lo tanto, es necesario extraer la sangre de la carne kosher, en este caso el hígado.
¿Cómo se elimina la sangre? Con la carne, es comúnmente conocido que se remoja en agua, salándola, y luego volviéndola a enjuagar. Con el hígado, este método de extracción es insuficiente. Dado que el hígado contiene una concentración tan grande de sangre, la técnica utilizada para el hígado es a la parrilla directo al fuego.
El método de asar para que la el hígado sea 100% completamente kosher, se realiza haciendo cortes transversales profundos en el hígado por varios lugares. Esto facilitará el flujo de sangre fuera del hígado. Con este fin, los cortes deben quedar boca abajo durante el asado. Después de que el hígado ha sido asado, puede ser consumido sin ningún problema.